En lo que va del año se recibieron más de 1700 denuncias por ruidos molestos en la Municipalidad capitalina, en función de las cuales se organizan los controles, que en su mayoría tienen lugar en locales bailables y fiestas. Así se informa en un comunicado de la Dirección de Salud Ambiental, que alerta sobre los efectos nocivos de los ruidos molestos y diferencia estos de los sonidos habituales en la vida social, y de la forma de medirlos y de protegerse de la agresión sonora.

La responsable del área, Clara Saslaver, explicó que cada denuncia se analiza y “el cuerpo de inspectores realiza un procedimiento según el inconveniente que manifiesta el vecino, y en base a eso se realizan diferentes acciones que van desde una notificación, medición, se invita al infractor a que se presente en la repartición para charlar sobre el tema y asesorarlo de qué manera ellos pueden mitigar este problema del ruido que es un gran contaminante”. Añadió que “el ruido enferma”, porque “lo que hace es incrementar problemas de salud como estrés, insomnio, problemas cardíacos, además de generar un malestar a nivel local. Cuando el ruido es elevado, incrementa los problemas de convivencia”.

Al respecto, cabe recordar que hace unos tres años el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente publicó un preocupante informe sobre cómo el ruido contaminante es “un peligro creciente para la salud pública” del mundo, ya que afecta el bienestar de las personas en lo físico y en lo psíquico. Al dar cuenta de ese informe en LA GACETA, se acompañó un informe del Grupo de Hábitat Sustentable y Saludable (Ghabss), de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). “Las mediciones acústicas indican que, en horario ‘pico’, el centro de San Miguel de Tucumán soporta sonidos de entre 90 y 100 dB –explicaba la directora del Ghabss, Beatriz Garzón-; la ciudad es muy agresiva para el oído humano”. Los más vulnerables al ruido son los jóvenes, que son los más expuestos, y los ancianos, cuyos órganos y defensas se van debilitando, disminuye la irrigación y eso afecta el metabolismo del oído y sus células se hacen más sensibles a los sonidos.

Según la Organización Mundial de la Salud hay tres ejes: el primer eje es el descanso, que varía entre los 40 y 50 decibeles, es el óptimo que tiene que haber en el ambiente; después hay un segundo eje que es el que vivimos cotidianamente y que no debe superar entre los 65 hasta 70 decibeles; y después está el tercer eje que es el laboral, que nunca una persona puede exponerse a los 90 decibeles, explicó el especialista Augusto Ricardo Marchese, asesor municipal.

La Municipalidad recibió el año pasado unas 500 denuncias –según se informó- y el aumento de presentaciones en lo que va de 2025 indica o que la gente aprovecha mejor el servicio o bien que se registran más agresiones sonoras. Marchese señaló que los operativos in situ más frecuentes se realizan “sobre todo en los denominados after o locales que están al aire libre que no tienen insonorización y muchas veces no tienen las habilitaciones correspondientes y por lo general son lugares que no están acondicionados para eso”.  

En ese sentido, recomendó a “los propietarios de locales bailables o de lugares donde se hace shows o espectáculos, que tengan en cuenta que, si tienen un local en condiciones, el ruido no va a afectar el ruido a nadie”, a la vez que aconsejó “que siempre se hagan asesorar por un profesional especialista en ruido para que no tengan ningún inconveniente”.

Este informe es una oportunidad para estudiar lo que está ocurriendo y la efectividad de las campañas de concientización. La especialista Garzón proponía revisar y unificar los criterios en torno a las distintas normas de cuidado, así como reflexionar sobre la cantidad de fuentes de ruido a las que estamos sometidos en nuestra vida diaria, existentes tanto a nivel urbano como edilicio”. Con las campañas de concientización se va a avanzar en la protección individual y en la acción de cuidado, reclamo y multa de la que son responsables las autoridades.